domingo, 26 de junio de 2011

Tostadas quemadas


Este relato lo recibi en un mail. Espero que lo disfruten.






Cuando era niño, ocasionalmente mi madre como cena nos daba café con leche con muchos agregados.

Recuerdo especialmente una noche, cuando ella nos sirvió café con leche, después de un día de trabajo muy duro.

Esa noche, mi madre le puso un plato con huevos revueltos, fiambre y tostadas bastantes quemadas frente a mi padre.

Recuerdo haber esperado un poco, para ver si papá notaba ese hecho.

Todo lo que mi padre hizo, fue tomar su tostada, sonreír a mi madre y preguntarme como había sido mi día en la escuela.

No recuerdo lo que le respondí, pero recuerdo haberlo mirando, untando la torrada con manteca y jalea y comiendo cada bocado.

Cuando me levanté de la mesa, aquella noche, escuché a mamá disculpándose por haber quemado las tostadas.

Nunca me olvidé de la respuesta de papá "me encantó la tostada quemada".

Mas tarde, aquella noche, cuando le fui a dar un beso de buenas noches a papá, le pregunté si realmente le había gustado aquella tostada.

El me tomó en sus brazos y me dijo:
Compañero, tu madre tuvo un día de trabajo muy pesado y estaba realmente cansada... Además de eso, una tostada quemada no le hace mal a nadie.
La vida está llena de imperfección y las personas no son perfectas. Tampoco soy el mejor marido, el mejor empleado o cocinero, tal vez ni siquiera el mejor padre, aunque intente serlo todos los días.

He aprendido a través de los años, que saber aceptar las fallas ajenas, intentando minimizar las diferencias entre unos y otros, es una de las llaves más importantes para crear relacionamientos saludables y duraderos. Desde que tu madre y yo nos unimos, aprendimos los dos a suplir uno las fallas del otro.

Yo se cocinar muy poco, pero aprendí a dejar la olla de aluminio reluciente. Ella no sabe usar la perforadora, pero después de mis arreglos, ella hace que todo quede limpio y perfumado. Yo no se hacer una lasaña como ella lo hace, pero ella no sabe asar una carne como yo lo hago. Yo nunca supe hacerte dormir, pero conmigo tu tomas un baño rápido y sin reclamar

La suma de nosotros crea el mundo que te recibió y te apoya, ella y yo nos complementamos. Nuestra familia debe aprovechar este nuestro universo mientras estemos los dos presentes. No es verdad que mas tarde, el día que uno de los dos parta, este mundo se va a desmoronar, de ninguna manera. Nuevamente tendremos que aprender a adaptarnos para hacer lo mejor.

De hecho, podríamos extender esta lección para cualquier tipo de relacionamiento, entre marido y mujer, entre padre e hijos, entre hermanos, entre colegas, con amigos y también en el ambiente profesional. Entonces hijo, esfuérzate para ser siempre tolerante, principalmente con quien dedica su precioso tiempo de vida a ti y al prójimo

Las personas se olvidarán de lo que le hagas, o de lo que le digas. Pero nunca se olvidarán el modo en el cual las hiciste sentir.


Autor desconocido

sábado, 18 de junio de 2011

Frase




"Nunca podemos juzgar la vida de los demás, porque cada uno sabe de su propio dolor y de su propia renuncia. Una cosa es suponer que uno está en el camino cierto; otra es suponer que ese camino es el único." (Pablo Coelho)








jueves, 16 de junio de 2011











"Si no sales al bosque,
jamás ocurrirá nada
y tu vida jamás empezará."

"-No salgas al bosque, no salgas- dijeron ellos.
-¿Por qué no? ¿Por qué no tengo que salir al bosque esta noche? - preguntó ella.
-En el bosque habita un enorme lobo que se come a  las personas como tú. No salgas al bosque, no salgas por lo que más quieras.
Pero, naturalmente, ella salió al bosque y, como era de esperar, se encontró con el Lobo, tal como ellos le habían advertido.
-¿Lo ves? Ya te lo decíamos - graznaron.
-Eso es mi vida, no un cuento de hadas, zopencos-replicó ella- Tengo que ir al bosque y encontrarme con el lobo; de lo contrario, mi vida jamás podrá empezar."(1)







(1) Extraído del libro "Mujeres que corren con los lobos" de Clarissa Pinkola Estés






sábado, 4 de junio de 2011

Lluvia y frío

 




Tuvo ganas de agarrar el despertador y tirarlo contra la pared, pero se contuvo. Dando un gran bostezo se sentó. No sabía por qué seguía durmiendo del mismo lado de la cama. Hacía ya varios meses  que él se había ido. Se vistió y prendió la radio. Él le había dicho que dejara el trabajo, que con lo que ganaba sería suficiente para los dos. El pronóstico anunciaba lluvias y descenso de temperatura. "¡La puta madre! ¡Más frío todavía!" dijo en voz alta. Ese día no podría vender en la esquina del boulevar los panes que hacía Doña Clelia. No había conseguido otra changa mejor. Por culpa de la lluvia, tendría que ir a la terminal de ómnibus para no tomar tanto frío y pedirle dinero a la gente. A veces tenía suerte y con lo que juntaba podía comprarse algo para comer. Apagó la radio. Hacia más de tres meses que no le alcanzaba para pagar el alquiler. Muy pronto la desalojarían. Un fuerte trueno anunció la llegada de la lluvia. Miró cómo las primeras gotas corrían por los vidrios de la ventana. Sólo tenía una razón para seguir viviendo. Se miró en el espejo. Las lágrimas se deslizaban por su rostro. Sintió los movimientos del bebé en su vientre. Buscó algo con qué protegerse de la lluvia y salió a la calle.

viernes, 3 de junio de 2011

Mi primera vez

Este es mi primer blog. Todavía no sé bien qué voy a escribir aquí. Seguramente será ficción. Mi vida personal no es demasiado interesante.
Estuve visitando otros blogs a los que llegué por casualidad. Me di cuenta que hay muchas escritores talentosos por aquí y en algún momento me pregunté si de veras yo tenía algo que valiera la pena escribir.
Pero bueno, aquí estoy, y me presento:


Mi nombre es Nicole.


No me pidas mucho más por hoy. Recuerda que es mi primera vez.


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